
Foto: una sobredosis hormonal
Según algunos expertos, los besos de alta intensidad son equiparables a una sobredosis de anfetaminas: aumentan los niveles de dopamina (sustancia asociada al bienestar) y de testosterona (hormona asociada al deseo sexual), y se generan adrenalina y noradrenalina, que aumentan la presión arterial y la frecuencia cardiaca.
También se segregan endorfinas (hormonas de la felicidad) y oxitocina (llamada hormona del amor porque está presente en el enamoramiento, el orgasmo, el parto y el amamantamiento). Y se activan nada menos que 34 músculos. Es la mejor ‘medicina’ contra la depresión, aseguran los médicos.
Los grados del amor
Para la psicóloga y sexóloga Amelia Frarquelo, el significado de un beso depende de la cultura y del código propio de cada persona y cuenta con muchos grados. Por ejemplo, mientras que para algunas personas el beso en los labios implica un grado de intimidad, para otros es un mero saludo, desprovisto de toda carga de sexualidad.
Arlandis hace notar una curiosa tendencia: mientras que el beso cortés en la mejilla se da por la derecha (en España), cuando se va a besar en la boca se ofrece el lado izquierdo. Los besos más emocionales, en los que intervienen la pasión o el deseo, afectan al lado izquierdo de nuestro cuerpo.
Por eso es curioso comprobar que el rey Juan Carlos, Franquelo afirma que por ejemplo, cuando abraza lo hace por la izquierda, el beso con la boca lo que indica que lo vive de una forma espontáneaabierta es un y muy sentida. acercamiento mas íntimo En su opinión, el beso en los labios es algo puntual:

«Es un modo de saludo, algo cotidiano». En cambio al besar con la boca abierta, queremos «absorber» información del exterior, en este caso, de la otra persona, nos queremos «embeber» del otro, saborearlo, que entre más dentro de nosotros. «Cuando los niños están viendo su programa favorito, lo hacen con la boca abierta, como queriendo absorber esa información», apunta.
La sexóloga Franquelo coincide en afirmar que el beso con la boca abierta es una forma de acercamiento mas íntima, ya que se comparten fluidos, y emocionalmente implica una unión más profunda.
Cuando irrumpe la lengua, explica Amelia, se experimenta un alto grado de deseo, con o sin presencia del amor. Es un símil de la penetración, «y probablemente es inconsciente», puntualiza. La especialista en comunicación no verbal añade que el uso de la lengua responde al deseo de querer adentrarse y fundirse con el otro. Y, ¿por qué cerramos los ojos? Para prolongar ese momento, señala: «‘Tener los ojos cerrados implica un deseo de guardar ese momento más profundamente en nuestro cerebro».